Historia del Reiki


Aunque por muchos años la historia del Reiki se transmitió de manera oral, de maestro a alumnos, y esto la ha distorsionado en algunas de sus partes, todas las versiones coinciden en lo esencial.

A finales de 1800 el doctor y sacerdote japonés Mikao Usui, quién ejercía la docencia en una universidad cristiana descubrió el Reiki. Al no saber responder una interrogante de sus alumnos sobre cómo Jesús Cristo y Buda sanaban a los enfermos, decidió emprender una investigación que lo llevó a aprender cómo sanar. Luego aprendió a leer sánscrito, lengua hablada antiguamente en la Índia y el Tíbet, e ingreso en un monasterio en el Tíbet.

En sus investigaciones encontró un manuscrito antiguo escrito por un discípulo de Buda que enseñaba un procedimiento de sanar, unos símbolos y el método para pasar los poderes curativos a otras personas.

Estuvo en meditación, ayuno y aislamiento durante 21 días al cabo de los cuales tuvo una visión con los símbolos Reiki que entraron en su cuerpo a través del chacra del tercer ojo.

Al descender del monte en el que hizo su aislamiento se golpeó un dedo del pie y al tomarlo entre sus manos se curó, llegó a una posada y comió una copiosa comida que a pesar del ayuno no le cayó mal, sanó a la hija del posadero de un dolor de muelas mediante imposición de manos en la cara y lo mismo hizo con el guardián del templo que sufría de artritis.

Más adelante comenzó a aplicar esta técnica para sanar a todo el que se encontraba a su paso, sin pedirle nada a cambio, pero muchos de ellos terminaron molestándose porque ya no podían pedir limosnas o enfermándose de las mismas u otras cosas, así que comprendió que para sanarse completamente y no sólo de cuerpo, las personas debían desearlo y trabajar por ello, por lo que comenzó a pedirle a las personas que curaba que le diesen a cambio dinero o algo que les costase trabajo.

Conoció a un oficial de la armada en estado de reserva a quién transmitió los grados Reiki, y este formó un hospital Reiki donde curaban a los enfermos y daban los alineamientos. En este hospital entró una señora enferma de apendicitis llamada Hawayo Takata, viuda y con dos niñas pequeñas, fue curada y más adelante pidió que se le enseñase Reiki, mas se le negó, no por ser mujer sino por ser extranjera.

Luego, por intercesión de un amigo mutuo se le acepto y se le fueron dando los grados Reiki, pero con la condición de que siempre cobrase por darlo y que cuando fuese llamada fuese inmediatamente hasta el Japón, acepto y el maestro la nombró su sucesora.

El Maestro Usui y sus discípulos


Una noche soñó que su maestro estaba parado al pié de su cama y supo que esa era la llamada, así que fue inmediatamente a Japón. Cuando llegó la estaban esperando y su maestro le dijo que pronto vendría una gran guerra, que todos los iniciados morirían en ella y que la clínica cerraría; que precisamente por haber tenido ese presentimiento había decidido nombrarla a ella su sucesora, porque siendo extranjera se salvaría y así el Reiki no se perdería de nuevo; que cómo su condición de sanador no le permitía matar personas había decidido dejar de vivir, detuvo su corazón, por medios síquicos.

Hawayo Takata se encargo de esparcir el Reiki en Hawai, y luego esta enseñansa ha ido esparciendo por todo el mundo.


Tumba de Mikao Usui. Actualmente el lugar se ha convertido en un santurario de peregrinaje para muchos practicantes de reiki